Consideramos la educación como la mediación privilegiada al servicio de las personas, ya que pone en movimiento todas sus potencialidades, las capacidades intelectuales, las emotivas y la libre voluntad. De allí que sea un proceso de construcción y transformación de la cultura, que acompaña y educa en un sentido amplio las razones para vivir y, por medio de ellas, alcanzar el crecimiento integral.
Creemos en la escuela como lugar privilegiado para la educación integral de la persona en todas sus dimensiones, conforme a la visión humana y cristiana de la vida. Es decir, la educación consiste en potenciar el humanismo del sujeto de manera individual, transformando el conocimiento en obras. Por esto, para Don Bosco, según Chávez (2007), el educador debe buscar transformar al sujeto desde fuera sin sustituir a la persona, “acompañando y asistiendo”, educando para la vida (MO 2010). El educar para la vida, no es solo capacitarles para el trabajo, sino recuperar la condición humana y cristiana de la persona. Este principio está muy ligado con las máximas de Don Bosco: “la educación es cosa del corazón” porque no se trata de solo educar para el trabajo, sino “de salvar sus almas” (MB XVI: 447)
La escuela salesiana, de acuerdo con el carisma legado por Don Bosco, busca desarrollar una educación católica que tiene como referencia a Jesucristo y su mensaje. Ayuda a sus interlocutores a: descubrir y potenciar sus capacidades físicas, afectivas e intelectuales, asumiendo las propias cualidades y limitaciones; desarrollar su sentido ético y trascendente sobre la humanidad, la vida, la historia y el mundo; desarrollar su dimensión socio-política, que da sentido y abre al compromiso con la comunidad humana en la que vive; descubrir la vida como vocación, concretando el propio proyecto de vida como servicio en la sociedad y en la Iglesia, que lleva a la autorrealización (Europa, 2008).
La misión asumida está orientada a guiar a niños, adolescentes y jóvenes a través de su especificidad educativa, a evangelizar a través de la educación, con un enfoque oratoriano y una experiencia educativa pastoral, como criterio permanente. Como una mediación cultural privilegiada de educación en la que se puede dar una respuesta sistemática a las necesidades de la edad evolutiva, como una institución determinante en la formación de la personalidad, porque transmite una concepción del mundo, del ser humano y de la historia; y como una de las formas de promoción humana y de prevención de la marginación.
El elemento fundamental para asegurar una acción educativa eficaz y para dar respuestas concretas a las demandas y a las necesidades de los jóvenes, en un contexto cada vez más globalizado e intercultural, es la presencia de una Comunidad Educativa Pastoral. En ella se busca la convergencia y la continuidad de intervenciones educativas para implicar a los jóvenes, a los educadores y los representantes, en el proyecto de educación cristiana según los principios del “Sistema Preventivo de San Juan Bosco”, patrimonio educativo con características propias, reconocido mundialmente como un Sistema Pedagógico, que ha dado frutos en el campo educativo para la formación integral de la niñez y la juventud (Auxiliadora, Líneas Orientadoras de la Misión Educativa, n 58, 2006)
El Sistema Preventivo es un proyecto educativo de promoción integral, presente en la propuesta de evangelización para los niños, adolescentes y jóvenes en diversos contextos. Pone de manifiesto, al mismo tiempo, la riqueza humanística y el corazón esencialmente religioso del sistema, en el dinamismo de tres principios fundamentales: razón, religión y amor.
El principio del amor, se expresa como un afecto educativo que hace crecer y genera correspondencia de relaciones cordiales. Esta es la gran intuición de Don Bosco: la fuerza liberadora del amor educativo. En contacto con educadores que transmiten profunda pasión y amor educativo y donde los niños, adolescentes y jóvenes se sienten impulsados a expresar lo mejor de sí mismos, aprenden a hacer propia la experiencia cultural y religiosa que reciben.
El principio de la razón es la acción educativa que, por una parte, estimula a los niños, adolescentes y jóvenes a desarrollar sus talentos y a ser activos y emprendedores en el trabajo, y por otra, los educa para no fiarse solo de sí mismos, y evitar la ambición y el orgullo intelectual. La razón ayuda al educador a ofrecer adecuadamente los valores que en la situación concreta son buenos y permiten a los niños, adolescentes y jóvenes ser realmente personas en una sociedad que se transforma rápidamente y en la que la capacidad de juicio y el sentido crítico son indispensables.
La religión del Sistema Preventivo es popular, sencilla y va a lo esencial: “amor a Dios y amor al prójimo”. Más concretamente: es la religión del humanismo devoto de san Francisco de Sales, que aprendió de Dios a ser amable, bueno, capaz de paciencia y de perdón; y en la Encarnación del Señor reconoce que todos estamos llamados en el Hijo a compartir la santidad: es decir, a vivir según el Evangelio en toda condición de vida, en todo momento, en toda situación, en toda edad.
La acción educativa basada en los valores del evangelio para alcanzar la maduración de la libertad, la responsabilidad, la solidaridad y el servicio, considerados como ejes en la búsqueda de identidad y sentido hacia el desarrollo de la conciencia moral. La vivencia de estos valores genera un modelo auténtico de amor y motivación hacia lo trascendente que se evidencia en lo social y la política de caridad. Es pastoral y orienta la vida escolar al desarrollo de un modelo de organización y gestión, de desarrollo curricular, del proceso enseñanza aprendizaje y los criterios de evaluación. Exige que la escuela esté inserta en la realidad, reconozca la diversidad cultural, se adecue y promueva las diferencias, propicie el respeto, la valoración y la integración de las minorías.